Durante todos estos días en que no he estado precisamente de vacaciones, en diversas ocasiones y por diversos motivos me he encontrado pensando en cosas como lenguas que mueren, lenguas que sufren, lenguas que crecen, lenguas que luchan, lenguas que triunfan… En relación, claro, con el oficio que nos da de comer a mí y a mi familia.
(Entre paréntesis y en cuanto a eso, es un azar bendito que las lenguas no se aprendan por inyección intravenosa, ni con pastillas ni por autohipnosis; o eso creía yo: todos los días paso por delante de una especie de oficina llamada “ABC Langues: Formation linguistique accelerée par auto-hypnose” con la intriga de si habrá aparecido un cartel “A louer”, o algo así. Y no: se mantienen. Con el trabajito que nos cuesta a nosotros, no dejo de maravillarme: ¿serán ex alumnos desesperados de instituciones como las nuestras?)
El caso es que para el oficio y la subsistencia hay que convencer a la gente de que estudie otras lenguas y que no se limite al inglés; así es que, ya que no lo damos gratis, hay que ver muy bien qué argumentos se utilizan para atraer a potenciales clientes de esta nuestra labor difusora.
Por lo que me parece, los franceses están muy preocupados y ocupados en la guerra contra lo que llaman “lingua franca”, y casi se diría que contra ella basan sus argumentos (y su publicidad). Eso les ha convertido quizá en los máximos defensores e impulsores (e inversores) del multilingüismo. El multilingüismo, bandera lingüística de la UE está de moda (ver vídeo).
El mes de septiembre ha sido el mes de la “Intercomprehension”, un proyecto europeo de multilingüismo, en la Alliance. En el portal se lee:
En la casa común europea las lenguas no son recíprocamente "extranjeras"; están relacionadas. En las familias lingüísticas románicas, germánicas y eslavas los europeos nos entendemos. EuroCom nos muestra el camino hacia el plurilingüismo diversificado. La Intercomprensión europea es el complemento cultural y comunicativo imprescindible frente al inglés como lengua universal de contacto. EuroCom salvaguarda la riqueza cultural y lingüística de Europa
En la reunión final a la que asistí, pude comprobar hasta dónde estaban de enloquecidos y entusiasmados mis colegas franceses con el asunto. Y, claro, a poco que se piense resulta evidente por qué, y resulta evidente asimismo su interés en que participe el español.
La reunión se celebró en un aula. La observé con detenimiento, para establecer los paralelismos y diferencias y finalmente establecer mi propia clasificación; son cosas que da el oficio. Una pizarra blanca, mesas en U (no sillas de brazo), un mueble con una tele y un reproductor de deuvedés, y en una mesita lateral un humilde equipo estéreo de audio, portátil; no vi ordenador, y me sentí orgullosa de que ya todas nuestras aulas lo tengan, y con acceso a Internet. Pero, eso sí, allá donde confluyen todas las miradas, al lado de la pizarra, se veía un gran mapamundi con los países de la Francophonie resaltados: ni más ni menos que tres hileras de 20 banderas distintas cada una.
Pensé: “Y nosotros el primer día de clase presumiendo de lo de más de veinte países, sí, pero con reparos y matices cuando mencionamos Filipinas, Guinea o incluso Puerto Rico. ¡Porque nuestros manuales son españoles (y se hacen en Barcelona tantos de ellos, si se me permite un chiste tonto), que si no meterían en el mapa de la Unidad 1 a Estados Unidos, faltaría más! Nunca hemos sabido imitar a los franceses en el valor que dan a su lengua, eso es verdad”.
Ah, pero la grandeur se está perdiendo un poco, creo yo: en Italia el ministerio estaba ya hace un par de años reciclando a los profesores de francés y alemán de secundaria para que impartan español, y en algunos centros oficiales franceses repartidos por el mundo se da ya español.
El proyecto de futuro, la Intercomprehension, es una “revolución”, como dijeron, un giro copernicano a su propia tradición, una reconversión de pensamiento difícil de asumir para muchos, y es prepararse, reciclarse para enseñar Intercomprehension:, o sea: "entiéndeme cuando hablo o escribo en mi lengua, que prometo intentar hacer lo mismo contigo, ya que compartimos lenguas de raíces comunes; me resigno a que mi interlocutor simplemente me entienda (o a lo sumo hable mal mi lengua) a cambio de que me permita expresarme en la mía con la garantía de que me entiende". Por eso que la colaboración del español en ese proyecto es tan importante: a los sesentaypico países de la Francophonie sumaríamos los veintipico de la Hispanidad. Dueños del mundo, por fin. Superando a la lingua franca, por fin. Aunque haya que ceder un poco de protagonismo.
Cualquiera diría que al español le va tan bien en Europa... Ay
Y en éstas y otras (el traído y llevado informe sobre lenguas en peligro de extinción) estoy cuando una amiga me informa de dos cosas, que dejo para el siguiente apunte: la celebración del “Pensar en español” y las declaraciones de Gamoneda a Informe Semanal, imprescindibles para situarnos.
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