12 nov 2008

y caían avellanas, tralará

Un breve recuento de las manzanas del ciruelo:

1.- A veces las peras lo son porque no sabemos dónde está o estaba colocada la persona que enuncia:
¡Parece que le estoy viendo, cuando (declarársele) _______ a Pepita! Apenas (ser) _____ capaz de balbucear unas palabras inconexas!.

En esta frase mi problema no son los huecos, no; mi problema es dónde estaba colocada la persona que habla, quién era, qué relación tenía con la pareja, a quién se lo cuenta y por qué. Una alumna me dio la solución: quien habla es un perro. Ocurre así que muchas actividades del tipo que sean exigen del estudiante que se coloque en posiciones imposibles escuchando, hablando, interactuando o resolviendo enigmas lingüísticos.

2.- Tirando piedras a las viejas destrezas, la Comprensión Auditiva -hallazgo feliz de la modernidad metodológica aliada con la tecnología- me parece normalmente un fraude. Pero no por el hecho de que aparezcan preguntas al final del texto: es verdad que a mí como hablante eso no me suele ocurrir cuando hablo o escucho hablar, y menos aún con ítems de selección múltiple; eso lo acepto porque no se me olvida que el aula es el aula, y el objetivo es el objetivo y para qué hemos venido aquí si no.

2a.- Lo que pasa es que, epistemológicamente, los textos que aparecer en este formato suelen ser imposibles, especialmente los diálogos; los monólogos me son más tolerables. En los diálogos normalmente participamos. A veces simplemente los presenciamos, es verdad, pero pocas veces: en el autobús, en el restaurante, en las salas de espera y haciendo cola, sobre todo si estamos solos. En cualquier caso, participemos o no, para descodificar y codificar el mensaje lingüístico en una conversación de dos o más participantes nos servimos de montones de cosas, entre otras de lo visual y lo quinésico: vemos a los intelocutores o a nuestro interlocutor, sabemos dónde estamos y lo que nos rodea; usamos los códigos y la información visual para completar el mensaje lingüístico. Pues bien, a nuestros pobres estudiantes, y desde el primer día, los sometemos al tercer grado: descodificar intervenciones sin apoyo visual, el primer día de clase y en una lengua que no es la suya.

2b.- Dentro de los textos de CA, son mis preferidos los que se constituyen como conversaciones telefónicas: ¡nuestros alumnos oyen una conversación completa, a los dos interlocutores, sin estar al teléfono, oh milagro! Por mucho eco que le pongan los técnicos de sonido a una de las dos voces, es un fraude; en la realidad, sólo apreciaríamos ese efecto estando nosotros mismos al teléfono, hablando. Excepto en el despacho de algunas personas maleducadas, nadie escucha a los dos interlocutores de una conversacón telefónica; si se pone el altavoz, además, es para hablar a tres.

2c.- Es verdad que en la radio se conversa, pero sabemos bien que los textos que nos proponen los manuales no son de la radio; son de este tipo: un supuesto grupo de estudiantes o de amigos interactúa el primer día de clase o en una fiesta: presenta y se presenta, pregunta por la profesión, la dirección, la edad, etc., habla de sus gustos o de su jornada e interactúa a partir de eso con otros. No, no son tertulias de la radio.

3.- Y qué decir de la Expresión Escrita, que ha mejorado mucho con pasar a llamarse Interacción Escrita. Con frecuencia para muchos estudiantes, todas las pruebas y ejercicios que se puedan preparar son falsos: en la vida real y en su propia lengua jamás se ven expuestos a esas tareas o bien consiguen esquivarlas con éxito. Y si las ejecutan, no es en las dosis ni con la frecuencia con que nosotros se las suministramos en la clase de español; porque tienen que hacerlo, para qué estamos aquí si no: protestar por escrito, escribir una carta formal, hacer una solicitud, escribir una carta de presentación acompañando un currículum, etc.

3a.- Gracias a Internet, los textos de opinión tienen ahora razón de ser: un comentario a una noticia, a una entrada de blog, una entrada de blog propiamente dicha, etc. Y también los textos expositivos e informativos, individuales y colectivos han encontrado vida gracias a las posibilidades que ofrece Internet: preparar y publicar una entrada en la Wikipedia, elaborar un texto como entrada de un blog individual o colectivo...

4.- Si siguiéramos por el camino de las antiguas destrezas o las pruebas del DELE nos toparíamos con la Gramática. Y sin embargo, esas tareas sí son reales: son lo que son y ya está; qué pintamos en clase de español, si no. Claro que me refiero a las buenas tareas de gramática, porque las hay buenas (algunas) y malas y regulares. La Comprensión Lectora tapoco plantea problemas en sí misma, prescindiendo claro de que al final se hacen preguntas; no obstante, ni los manuales, ni las pruebas ni nuestras rutinas de clase están ampliando el catálogo de textos escritos. Se están desarrollando nuevos tipos de texto que exigen nuevos tipos de lectura, que aún no han sido incorporados a las clases: la lectura web (con hipervínculos y con diversidad de tipología textual también), las presentaciones... Y por último la Interacción Oral, que puede ser todo lo auténtica que nosotros queramos.

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